Cuando se discutía si se aceptaba como estándar ISO el formato usado por Microsoft en Office 2007, vinieron varios especialistas a México para hablar ante el comité que tomó finalmente la decisión de emitir el voto (de México) en contra de la propuesta.

En resumen, los especialistas a favor opinaban que con el estándar ISO se lograba que el formato quedara abierto, que Microsoft no era el demonio y que los que pensaban así estaban paranoicos. Los que hablaban en contra, decían que justamente había que estar al acecho de algún truco que le permitiera a Microsoft volver el estándar en contra de sus competidores, que Microsoft *sí* era el imperio oscuro y que los otros especialistas eran unos ingenuos, si pensaban que realmente Microsoft quería entrar al Software Libre sin intentar atacar sus fundamentos.

En su momento, los argumentos parecían muy cercanos en legitimidad y me pareció que tomar la decisión sería muy difícil. Ahora pareciera verse todo más claro y podemos aplaudir el fallo de que no se aceptara como estándar ISO ese formato. Si hay una moraleja en esta historia es que hay constantes que no debemos olvidar, para no tropezar una y otra vez con la misma piedra: las corporaciones no toman decisiones con elementos técnicos, sino con elementos económicos. Respondía en ese momento a los intereses económicos de Microsoft acercarse al Software Libre y así lo hizo. Responde ahora a esos mismos intereses restringir el comercio de Software Libre a través de su sitio.