Bienvenido(a) a Alcance Libre 05/09/2025, 20:00
Ya no es Bill Gates el hombre más rico del mundo; la era Microsoft acabó, enviando al despeñadero paulatino lo que fue la empresa más poderosa y efectiva para hacer dinero. Desde ahora es usted, Carlos Slim Helú (de padre libanés y madre mexicana) y sus imperios Telmex, Sanborn’s, América Móvil, Sears, más los que se acumulen y compre en la semana. ¿Pero qué nos depara la era Slim?
Cuando le escribí la primera carta, recién iniciaba mi blog, sabía que le quedaba poco tiempo por alcanzar al ex empresario más poderoso del mundo Bill Gates en la “honrosa” carrera de ser el humano con más arcas de dinero en su embarcación, porque según mis cálculos usted gana 1,500 dólares (EU) por segundo y seguramente cuando termine de escribir este post ya redujo más el tiempo y aumentó su ganancia, a la par de la cantidad de niños que mueren de hambre por segundo. Estas cifras son macabras, cuando se les compara. Son inversamente proporcionales las fortunas, entre pocos, con la miseria, de muchos.
Pero, ¿para qué quiere tanto dinero si todo México, como dice su slogan, es también territorio Telcel (Slim)? Sé que esta película aún no termina y que va por un trozo más grande del mundo porque tiene una maquinaria impresionante de hacer dinero que no se detendrá tan fácilmente. Usted, señor Slim, gana en un respiro lo que muchos seres humanos logran a lo largo de la vida, durante 60, 70, 80 o hasta 100 años o más de un siglo de partida diaria de lomo.Pero -siempre hay un “pero” en las carreras de “éxito” como la de usted-, no quiero restregarle en la cara con esta carta la culpabilidad de que su riqueza esté sustentada en la pobreza y desgracia financiera de millones de mexicanos y seres humanos, como lo es de cierto. No. Creo que usted tiene asuntos pendientes por aclarar con la humanidad, como por ejemplo, ¿por qué el hombre más rico de este planeta vive en un país del tercer mundo?.
Un país donde mueren anualmente decenas de niños por falta de dinero para comprar un medicamento, donde hay millones de indígenas que comen una vez al día, si bien les va y que “alimentan” a sus hijos con alcohol para que no sientan hambre. Tal vez tenga un error de apreciación en esta pregunta porque usted no pertenece a México, más bien México pertenece ya a su Grupo Carso. Es usted dueño, prácticamente, de este país. Y no puede negarlo porque no hay un solo mexicano que no le destine mínimamente la mitad de sus ingresos a pagarle por los pésimos servicios que recibimos de sus monopolios. Y ahora tiene el poder más grande que otorga actualmente la humanidad de la globalización a los hombres: el dinero y el honroso honor de acabar con la era Microsoft.
Bien lo escribió el periodista José Martínez en su libro Retrato Inédito (editorial Océano), en sus primeras páginas, parafraseando a Aristóteles: “Que no haya hombres tan ricos como para comprar hombres, ni tan pobres que se tengan que vender“. Usted señor Slim ha puesto a trabajar fundaciones que no sirven más que para justificar el enriquecimiento de usted y el empobrecimiento de muchísimos, para luego entregarles migajas a quien empobrece todos los días. Hoy los mexicanos pagamos por un país muy caro, donde se trabaja más para vivir peor, donde se paga mucho para tener servicios de quinta, donde tiene a millones de corderitos trabajando para usted. Como esclavos amanzados, que todos los días van al a tienda de raya.
Señor Slim, usted y sus entepasados le deben todo a México, regrésele algo, siquiera pagarle bien a sus empleados; siquiera dar buenos servicios y no tener la empresa telefónica más deficiente del mundo (por costo y calidad de servicio); a mejorar un país que diariamente enfrenta una cruel guerra contra el narcotráfico con miles de víctimas al año; a que millones de mexicanos tengamos que pagar impuestos carísimos por nada, por malas y corruptas policías, por servicios de tercera; México, es el paraíso, sí, pero para los ricos, porque para la clase media es un infierno y para los pobres y miserables del país la condena de un purgatorio cruel.
Señor Slim, sé lo que representa escribirle una carta así, el peligro que implica, lo insignificante que puede ser alguien que le alza la voz, pero sepa que desde hace tiempo he sido un periodista incómodo a los intereses corruptos del sistema mexicano y a las jerarquías retrógradas de este país; que hoy camino con la cabeza erguida y que de ese barro están hechos muchos mexicanos y ciudadanos del mundo. Sé que usted pone y quita diputados, senadores, gobernadores y cuanta fauna política le interesa. Crea dioses y al siguiente día los puede destruir, hacer pomada. Señor Slim, es usted el nuevo modelo del empresariado mundial, que ya tiene previstos escenarios, carencias y las revoluciones por venir. Le ha ganado en la carrera a su socio Bill Gates y ya inaugura una nueva era que parece ser de supervivencia para todos.
Señor Slim, festeje su medalla global al pecho. Hoy nadie le hace sombra en la fortuna económica y todos son más pobretones que usted. Sólo una recomendación: a la hora de soplarle a las velitas de su pastel recuerde que millones de mexicanos han muerto ilusionados por un mejor futuro para sus hijos, que lucharon por este país convertido ahora en el jugoso botín de unos cuantos y que muchos seguimos esperando mientras nos toca ver cómo surge de nuestras millonarias deudas y grandes carencias el hombre más rico del mundo.
Esto es lo que otros tienen que decir acerca de 'Adiós a la era Bill Gates; carta a Carlos Slim':
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